AL CIELO POR ASALTO

( notas sobre el movimiento magisterial de Oaxaca).
Isidoro Yescas Martínez (IISUABJO)

En sus 25 años de vida, el movimiento magisterial de la sección 22 del SNTE ha vivido cuatro momentos decisivos: la primera , entre mayo y junio de 1980, cuando por vez primera los maestros oaxaqueños desafiaron el poder del CEN del SNTE y su grupo hegemónico,Vanguardia Revolucionaria, para democratizar su sección sindical y obtener un incremento salarial; la segunda, en esa misma década, pero en el año de 1986, cuando volvieron a levantarse contra estos mismos adversarios para exigir la realización de su Congreso seccional; la tercera, registrada en 1992 en el marco de la descentralización de los servicios educativos y que abrió paso a la incorporación de los maestros sindicalizados al aparato administrativo del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO); y la cuarta, desarrollada durante el 2005 y en donde la disputa por el control seccional protagonizado por las corrientes sindicales concluyó en la separación de la sección 22 del SNTE de un sector de maestros que luego constituirían el Consejo Central de Lucha.
Del desarrollo de cada una de estas etapas nos ocupamos en las siguientes líneas poniendo especial atención al papel desarrollado por las corrientes sindicales , a las relaciones de poder que se tejen con otros actores , a sus conflictos internos y a sus métodos de lucha.

LOS ORIGENES
Como ya lo anotamos con Gloria Zafra en La Insurgencia Magisterial en Oaxaca, 1980,_1/ el movimiento magisterial de Oaxaca nació con dos demandas básicas: democracia sindical y aumento salarial.
Unidos y organizados en función de estas demandas, alrededor de 23 mil trabajadores de la sección 22 del SNTE hicieron frente durante los meses de mayo y junio de 1980 al poderoso binomio constituido por el CEN del SNTE y su grupo hegemónico Vanguardia Revolucionaria.
Si algo caracterizó en esta etapa a los maestros movilizados- se apunta en el libro- fue el alto grado de participación de las bases quienes en todo momento evitaron la personalización del liderazgo y la “apropiación” de su lucha por parte de las nacientes corrientes sindicales y los partidos políticos _2/.
“La insurgencia magisterial en Oaxaca emergió y cobró fuerza en unos cuantos días ante el asombro de sus propios protagonistas. El movimiento nacía en la coyuntura nacional de los primeros forcejeos entre miembros de la clase política ante la proximidad de la sucesión presidencial, de las pugnas entre la dirigencia charra del SNTE y de ésta con la SEP, así como de la propia movilización de los maestros del estado de Chiapas(...)
“Con un gobierno local que ya relevaba mandos, el movimiento magisterial de Oaxaca encontró en esta coyuntura otro elemento de apoyo que le permitió crecer, fortalecerse y rebasar la frontera del estado para alcanzar una dimensión nacional” _3/.
Tuvieron que transcurrir mas de 40 días para que éste movimiento (de alcance nacional tanto por la solidaridad que concitó como por sus propias repercusiones políticas) lograra doblegar a la poderosa dirigencia nacional del SNTE mediante un paro estatal combinado con movilizaciones en Oaxaca y el Distrito Federal y cuya evolución y desenlace arrojó las siguientes resultados:
1) El desconocimiento del Comité Ejecutivo Seccional a través de un movimiento masivo que en su fase inicial es disperso y descoordinado pero que en menos de dos semanas sabe combinar sus instancias organizativas estatutarias con las que generan las propias bases magisteriales.
2) La pluralidad y amplitud del movimiento que crece y se fortalece rápidamente y en donde el papel protagónico que juegan las bases acota la influencia y el liderazgo de grupos, corrientes sindicales y partidos políticos tanto de los que actúan dentro del movimiento como de sus aliados.
3) La derrota del CEN del SNTE y de Vanguardia Revolucionaria como resultado de las contradicciones observadas entre los adversarios tanto a nivel estatal (delegación estatal de la SEP y gobierno del estado vs. Vanguardia Revolucionaria ) como a nivel nacional(Secretaría de Gobernación vs. CEN del SNTE) que son bien aprovechadas por el movimiento.
4) La satisfacción de sus demandas de incremento salarial que se hace extensivo al magisterio nacional, el reconocimiento de una dirigencia sindical disidente sujeta a su reconocimiento formal a través de un Congreso seccional y el inicio de un proceso democratizador en la sección 22 del SNTE.
Dos años después de haberle ganado la primera batalla a Vanguardia Revolucionaria, el CEN del SNTE autorizó la realización del Congreso en donde el profesor Pedro Martínez Noriega, que venía encabezando a la Comisión Ejecutiva desde 1980, fue electo como Secretario General para el período comprendido de 1982 a 1985.

EN BUSCA DEL CONGRESO SIN CONDICIONES.
En el transcurso de ese trienio el movimiento magisterial tomó dos decisiones trascendentes: rechazó la normatividad establecida en los Estatutos del SNTE y en su lugar aprobó 20 normas denominados Principios Rectores _4/, que se constituirían en una especie de libro rojo maoísta para estimular y/o sancionar la conducta política y sindical de todo el gremio magisterial y, asimismo, acordó su integración formal a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Sin embargo, toda su naciente energía y capacidad de lucha continuó enfocada hacia sus poderosos adversarios de Vanguardia Revolucionaria cuyos huestes en Oaxaca no solamente intentaron apoderarse con violencia del edificio sindical y el Hotel del Magisterio de la sección 22 ,sino que constituirían un Comité Institucional para hacerle contrapeso a la dirigencia seccional formalmente establecida.
Estos sucesos representaron claras señales políticas de una estrategia definida desde el CEN del SNTE por el Secretario General y líder vitalicio de Vanguardia Revolucionaria, Carlos Jongitud Barrios, para buscar por todos los medios recuperar el control de la sección 22 . Por eso, en 1985, en el marco de la elección del nuevo Comité Ejecutivo seccional, condicionaron la expedición de la Convocatoria a la integración de cuadros vanguardistas en la nueva dirigencia seccional.
Al no encontrar una respuesta afirmativa por parte de los maestros disidentes, la dirigencia nacional del SNTE optó por la cancelación del Congreso ,hecho que provocaría la reelección de facto de Pedro Martínez Noriega y el inicio de una larga y tropezada lucha, en los primeros meses de 1986, para intentar obtener, mediante un paro de labores y movilizaciones a nivel estatal y nacional, la expedición de la Convocatoria.
Entre enero y marzo de ese año, miles de trabajadores de la educación volvieron a paralizar el sistema educativo de Oaxaca y a realizar marchas, mítines, plantones y huelgas de hambre en Oaxaca y el DF,y una larga caminata de la ciudad de Oaxaca a la ciudad de México para demandar la realización de un “ Congreso sin condiciones “. Y por vez primera recurrieron al bloqueo de carreteras para presionar en el mismo sentido, hecho que sería criticado fuertemente por la prensa local.
Todo lo anterior bajo la cobertura de un amplio apoyo popular a nivel estatal y nacional y de un activo papel jugado a favor de su causa de parte de la iglesia católica y el gobierno del estado.
Pero ni las protestas callejeras y la solidaridad nacional , ni las múltiples entrevistas y negociaciones con funcionarios del gobierno federal resultaron suficientes para que el CEN del SNTE expidiera la Convocatoria.
Desgastados por un largo período de movilizaciones, los maestros se vieron entonces obligados a levantar su paro y retornar a sus centros de trabajo sin que esta derrota fracturara su unidad que ya para entonces se ponía a prueba constantemente por el papel protagónico que venían asumiendo los líderes y cuadros pertenecientes a las corrientes sindicales._5/
Bajo estas condiciones adversas, Pedro Martínez Noriega volvió a tomar las riendas de la dirigencia seccional hasta 1989, fecha en que por tercera ocasión el movimiento magisterial libraría otra batalla decisiva en contra del CEN del SNTE
La ruta para presionar a sus adversarios vanguardistas fue prácticamente el mismo que ya habían recorrido en 1986, es decir, un paro de actividades a nivel estatal acompañado de mutitudinarias marchas en el Distrito Federal ,pero en ésta ocasión el relevo sexenal y la decisión del salinismo para desconocer a Carlos Jongitud Barrios y colocar en su lugar a la profesora Elba Esther Gordillo terminaría por abrirles finalmente las puertas a los maestros de la sección 22 del SNTE, y a otras secciones sindicales nucleadas en la CNTE, para negociar sus demandas gremiales y el reconocimiento de su nueva dirigencia seccional encabezada por Aristarco Aquino Solis en un Congreso convocado y presidido por representantes del CEN del SNTE y en cuya toma de posesión estaría presente la nueva Secretaria General, Elba Esther Gordillo.
Ya sin la gran muralla que había representado Vanguardia Revolucionaria , los nuevos escenarios políticos para el movimiento magisterial oaxaqueño no pudieron resultar mas favorables para avanzar en su demanda histórica de avanzar en la democratización de su sección sindical .
Sin embargo, no ocurrió de esa manera: sin un adversario externo contra quien seguir luchando y con autoridades estatales que no mostraron demasiado interés en comprometer a los maestros en un proyecto educativo de largo alcance, lo que se vivió en la etapa post-vanguardista entre el gremio magisterial fue un proceso en donde se combinó la pasividad de sus dirigentes para definir una estrategia encaminada a consolidar la democratización de su quehacer político y sindical, y el febril activismo y protagonismo de las corrientes sindicales de izquierda que en una equivocada valoración de la correlación de fuerzas entre el SNTE y la CNTE en 1991 empujaron nuevamente a la sección 22 a un período de fallidas movilizaciones a nivel nacional que solamente provocaron represalias administrativas y la agudización de las diferencias entre las corrientes sindicales que ya para entonces tomaban posiciones de cara a la renovación de la dirigencia seccional del año siguiente._6/

TODO EL PODER A LA BUROCRACIA SINDICAL.
Sin duda el año de 1992 marcó el fin de la etapa de mayor compromiso de los principales actores del movimiento magisterial con la democratización de la sección 22 del SNTE y el inicio de un largo período de involución en donde el posicionamiento de las corrientes sindicales en las estructuras formales e informales del nuevo poder sindical se constituyeron en el terreno propicio para la reaparición de las viejas prácticas clientelares y de control sindical que habían caracterizado a Vanguardia Revolucionaria.
La primer señal en ese sentido se envió a finales de la década de los ochentas cuando ante la notable disminución de la participación de las bases en las movilizaciones y asambleas sindicales la dirigencia del movimiento magisterial tomó la determinación de aplicar sanciones laborales a quienes no justificaran plenamente sus ausencias en las marchas, mítines y asambleas y, por el otro, generó un programa de estímulos administrativos y políticos para los mas activos.
Luego, por iniciativa de los maestros de Educación Indígena, empezó a ganar adeptos la propuesta de que el movimiento magisterial reclamara espacios de dirección administrativa en el aparato educativo para asegurar una mayor atención a las necesidades del gremio y contar con mayores oportunidades de impulsar desde estos cargos los proyectos educativos de la sección 22 del SNTE._7/
Con estos antecedentes, se arribó a la renovación del Comité Ejecutivo seccional en la primera mitad de 1992, año en que también el gobierno del estado, con Heladio Ramírez López a la cabeza del poder ejecutivo, firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal y con ello abrió las puertas para la descentralización de los servicios educativos y la consiguiente creación del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).
Como parte de los compromisos que entonces suscribiría el gobierno del estado con la dirigencia de la sección 22 del SNTE encabezada por Erangelio Mendoza González para que no se objetara la firma del mencionado Acuerdo, se convino por ambas partes que en lo sucesivo “el gobierno del estado(....) dará participación a los integrantes del Comité Ejecutivo de la sección XXII del SNTE y a las bases magisteriales respecto de la formulación de cualquier iniciativa de ley o disposición general relacionada con el ramo educativo, en sus aspectos laborales, profesionales,social y técnico”.
Pero de igual manera el gobierno del estado se comprometió a que “la selección y nombramiento futuro de funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública como resultado de las propuestas de la representación sindical, serán respetadas en la forma y términos acordados con antelación, aún cuando cambie la estructura orgánica del Instituto”. _8/.
En un primer momento las dirigencias seccionales privilegiaron la trayectoria curricular y la experiencia profesional de los candidatos a ocupar las jefaturas de departamento , direcciones de área y otros cargos de menor jerarquía en el IEEPO , pero al paso del tiempo, y a medida que estos espacios administrativos se convirtieron en un eficaz mecanismo de movilidad económica individual y de promoción y reclutamiento político-sindical, las reglas del juego cambiaron en beneficio casi exclusivo de las corrientes sindicales y de cuadros vinculados orgánicamente a los dirigentes seccionales.
En adelante, dos serían las grandes prioridades de las corrientes sindicales para afianzarse en el control de la sección 22 del SNTE: acrecentar su representación en el Comité Ejecutivo seccional y en las demás instancias de dirección del sindicato y del movimiento(vgr. Comisión Política, Comisión Negociadora Ampliada, etc.) y posicionarse del aparato administrativo del IEEPO para captar mayor clientela sindical.
De hecho, ya una de las corrientes sindicales de izquierda de corte maoísta, la Coordinadora Democrática del Magisterio Oaxaqueño (CODEMO)había lanzado el primer mensaje sobre el nivel de influencia y la capacidad organizativa de estos agrupamientos al ubicar a su principal dirigente, Erangelio Mendoza, en la Secretaría General del Comité Ejecutivo seccional (1992-1995).
Y después de Mendoza, desfilaron por la Secretaría General cuadros identificados y promovidos abiertamente por las corrientes sindicales como Luis Fernando Canseco Girón (1995-1998) de Praxis-COCEI; Humberto Alcalá Betanzos (1998-2001) de la Coordinadora de Bases; Alejandro Leal Díaz (2001-2004) de la Coordinadora Magisterial Oaxaqueña (COMAO) , hasta arribar a mayo del 2004 , año en que nuevamente la CODEMO, en alianza con otros corrientes sindicales como la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y Praxis-COCEI, impulsaron y ganaron la Secretaría General para Enrique Rueda Pacheco.
Si hasta antes de 1992 la legitimidad de las luchas magisteriales y la unidad sindical pocas veces fue puesto en duda, después, con la radicalización de sus métodos de lucha, los constantes paros de actividades, la combinación de demandas políticas con demandas laborales -en donde cada vez cobraron mayor peso las primeras-, y la corrupción que empezó a permear en los mas altos niveles de la dirigencia sindical y la burocracia del IEEPO, se constituyeron en factores que progresivamente les restaron apoyo social , propiciaron expresiones de rechazo y al minar la unidad sindical dieron la pauta para que desde el gobierno del estado se empezaran a tejer todo tipo de complicidades e ingerencias que hicieron crisis con la elección de Enrique Rueda Pacheco en el 2004.

LA REVUELTA
Entre 1992 y el 2003, el movimiento magisterial había resistido todo tipo de crisis internas derivadas tanto de las sordas luchas por el poder libradas entre las corrientes sindicales como de la propia dinámica de presiones y movilizaciones a las que reiteradamente –y no solamente en las jornadas de mayo- sometían a las bases magisteriales.
A contrario sensu de la división y desmovilización que se fueron desencadenando en otras secciones disidentes agrupadas en la CNTE, el caso de los maestros de Oaxaca llamaba poderosamente la atención por varias razones: era la principal fuerza sindical y política opositora al gobierno del estado que irremisiblemente se movilizaba durante los meses de mayo y junio de cada año para reclamar de los gobiernos del estado y federal la solución de su pliego petitorio que no solamente incluían demandas de carácter gremial y económicas sino otras de alto contenido político y social ; representaba,además, una sección disidente que por su propia fuerza numérica y su gran capacidad de organización y movilización generalmente le imponía al gobierno del estado sus ritmos , tiempos y condiciones para las negociaciones; por eso mismo con el paso del tiempo amplió su radio de influencia a otros sectores sociales y tejió alianzas estratégicas con otras organizaciones y expresiones políticas partidarias-fundamentalmente el PRD- que a futuro les allanaría el camino a algunos de sus cuadros y dirigentes mas destacados para postularse como candidatos a cargos de elección popular.
Por estas y otras razones ni Pedro Vásquez Colmenares (1980-1986), ni Heladio Ramírez López (1986-1992), y tampoco Diódoro Carrasco Altamirano (1992-1998) se inmiscuyeron directamente en la vida interna de la sección 22 del SNTE ni mucho menos pactaron o se aliaron con los líderes seccionales o con las corrientes sindicales . En todo caso quedó siempre la duda si la cooptación de algunos exdirigentes y su integración al aparato gubernamental durante los gobiernos de Ramírez López y Carrasco Altamirano fue resultado de un simple intercambio de favores políticos o producto de una estrategia mediática dirigida a fortalecer la imagen “incluyente” de ambas administraciones.
No ocurrió lo mismo con el gobernador José Murat Cassab (1998-2004) quien desde su propia precampaña para buscar la gubernatura buscó acercamientos con líderes sociales, políticos y sindicales de izquierda .Si estos acercamientos llegaron hasta las cúpulas de la sección 22 del SNTE es todavía una incógnita; lo cierto es que una vez que empezó a despachar en Palacio de Gobierno el gobernador Murat Cassab estrechó sus relaciones institucionales y personales con los altos mandos sindicales buscando en ocasiones capitalizar la inconformidad magisterial en contra de la lidereza del SNTE, Elba Esther Gordillo,y en otras alentando la beligerancia de algunas corrientes sindicales para dirimir conflictos internos del PRI.
Con estos antecedentes, no resultó extraño que para mayo del 2004, una vez electo Enrique Rueda Pacheco como Secretario General del Comité Ejecutivo seccional,las profundas diferencias que ya se habían manifestado entre dos bloques de corrientes sindicales durante el proceso electoral, se tradujeran en una abierta confrontación política que con el tiempo se agudizaron hasta hacer crisis en el 2005.
Apoyado por un bloque de siete corrientes, entre las que destacaron la Coordinadora Democrática del Magisterio Oaxaqueño, la Unión de Trabajadores de la Educación y el grupo Praxis, el Comité Ejecutivo encabezado por Rueda Pacheco se cerró a toda negociación post-electoral con sus opositores del Frente Primero de Mayo, Coordinadora Magisterial Oaxaqueña y el Colectivo por la Educación y la Democracia representados por los exsecretarios generales Alejandro Leal y Humberto Alcalá Betanzos.
Fracasadas las vías del diálogo lo que vino después fue una declaración de guerra en donde ambos bandos se lanzaron públicamente acusaciones de corrupción, traición a los principios rectores del movimiento y de servir a los intereses del gobierno del estado.
Y para inclinar el fiel de la balanza de su lado, la dirigencia seccional y sus aliados sacaron buen provecho no solamente del control que ejercían sobre los órganos de gobierno del movimiento sino de la propia debilidad del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz : con los primeros para impedir que sus opositores enjuiciaran y desconocieran a Rueda Pacheco, y en las negociaciones laborales con el gobierno del estado para obtener el máximo de logros económicos y prebendas sindicales para el gremio magisterial sin mayores presiones que un paro simbólico de cinco días.
Ya fortalecido, para fines del 2005 el bloque dominante exigió y obtuvo del gobierno ulicista la cabeza del Director General del IEEPO, Froylán Cruz Toledo, político cercano al exgobernador José Murat y señalado de haber proporcionado toda la información documental que le facilitó a la disidencia evidenciar los presuntos actos de corrupción de Enrique Rueda Pacheco y de algunos de sus familiares.9_/
Paralelamente, las mismas fuerzas procedieron a enjuiciar a los disidentes y ante la inminencia de su expulsión éstos optaron por separarse de la sección 22 del SNTE para luego constituir el Consejo Central de Lucha, una agrupación que pese a su escasa membresía no dejó de representar un duro golpe para el movimiento magisterial porque a final de cuentas evidenció la ausencia de democracia en una sección sindical que 25 años atrás se había levantado precisamente para luchar en contra de la antidemocracia y la corrupción de Vanguardia Revolucionaria.
Y luego, a partir de la segunda quincena de mayo del 2006, y sin haber superado totalmente esa crisis interna, los maestros iniciaron uno de los capítulos mas largos, accidentados e inciertos de su historia sindical y política al decretar un paro de labores que un mes después desbordó a la propia dirigencia seccional al levantarse un fuerte movimiento antigubernamental para exigir la destitución del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.
A diferencia de otras jornadas de lucha escenificadas durante los meses de mayo, en ésta ocasión la fórmula paro de labores-negociación-movilización no resultó suficiente para obligar al gobierno del estado a solucionar su pliego petitorio por una razón muy sencilla: para satisfacer el reclamo de rezonificación salarial se requería necesariamente de la intervención del gobierno federal que poco hizo para atender la demanda magisterial alimentando así la prolongación del conflicto.
Sin embargo, operaron también otros factores internos y externos que complicaron la negociación .
Por un lado, en el flanco magisterial ya se había procesado la demanda de enjuiciar políticamente al gobierno de Ulises Ruiz Ortiz : desde el mes de abril las principales corrientes sindicales que en el 2005 habían evitado la caída de Enrique Rueda Pacheco (UTE y CODEMO, fundamentalmente) venían trabajando con algunas organizaciones sociales confrontadas con el gobierno ulicista en la construcción de un frente opositor que después del 14 de junio tomó forma en la Asamblea Popular del Pueblos de Oaxaca (APPO).
Por el otro, , el gobernador Ulises Ruiz, demasiado abstraído en coordinar la campaña presidencial de su amigo Roberto Madrazo, había delegado en su Secretario General de Gobierno , Jorge Franco Jiménez, la toma de decisiones en asuntos torales de su administración, entre éstos sus relaciones -que terminaron en ruptura - con la dirigencia de la sección 22 del SNTE y con las organizaciones sindicales satélites de este gremio agrupados en el Frente de Sindicatos y Organizaciones Democráticas de Oaxaca (FSODO).
Hacia fuera, sobraban enemigos políticos del ulicismo dispuestos a cobrar agravios no reparados o, simplemente, proceder a realizar un riguroso ajuste de cuentas: desde los principales dirigentes nacionales y estatales del PRD y del Partido Convergencia que en el 2004 habían apoyado la candidatura de Gabino Cué Monteagudo a la gubernatura de Oaxaca, y en esa misma frecuencia el diario Noticias - principal vocero de su campaña y proyecto político- hasta destacados miembros de la clase política priísta que a estas alturas ya habían enfriado sus relaciones con el gobernador Ruiz Ortiz, como el exgobernador José Murat Cassab, y el exlíder del congreso local, Juan Díaz Pimentel; o quienes vieron la oportunidad de cobrar viejas cuentas pendientes con el madracismo, como la lidereza del SNTE, Elba Esther Gordillo.
La confluencia circunstancial de estos factores, sumados a una negociación errática y una confianza excesiva sobre las probabilidades de triunfo electoral de Roberto Madrazo, no solamente evitaron la inmediata solución del problema sino que lo trasladaron al terreno policíaco generando con ello una inusitada respuesta popular para exigir la cabeza de URO .
Se abrió así un largo y no menos violento período de crisis de gobernabilidad que a lo largo de cuatro meses se ha manifestado de múltiples formas: un paro estatal de actividades de 70 mil trabajadores de la educación, marchas multitudinarias, tomas de oficinas públicas y palacios municipales, bloqueos de carreteras, enfrentamientos con cuerpos policíacos, tomas de radiodifusoras públicas y privadas, barricadas en el centro histórico y colonias populares, incursiones de grupos parapolicíacos a zonas ocupadas por los opositores al gobierno, secuestro e incendio de autobuses y unidades oficiales, asesinatos de simpatizantes del movimiento opositor, apariciones esporádicas de grupos armados y expresiones de apoyo del EPR, enjuiciamiento público de jefes policíacos y presuntos delincuentes, instauración de tribunales populares de facto, intolerancia mediática,campañas oficiales para desinformar a la opinión pública nacional, odios de clase, complicidades de todo tipo para evitar una solución política e institucional al conflicto y, en fin, un escenario de esperanzas y podredumbre a la vez, en donde la apuesta por una nueva gobernabilidad democrática para Oaxaca es tan importante como una salida política e institucional al reclamo del retiro de URO del poder ejecutivo.
Como testigos y actores principales de todos estos acontecimientos, los maestros están obligados desde ahora a hacer un repaso crítico de esta etapa de la historia de su movimiento para que sus legítimas demandas gremiales ya no corran en sentido contrario a su compromiso con la educación, la democracia y la transformación de Oaxaca.

Septiembre 24 del 2006.

NOTAS
_1/ Yescas Martínez, Isidoro y Zafra, Gloria, La insurgencia magisterial en Oaxaca, 1980, Oaxaca, UABJO-IEEPO (segunda edición), 2006.
_2/ Ibídem, p. 25.
_3/ Ibídem, pp.26-27.
_4/ Vicente Cortés, Joel, El movimiento magisterial oaxaqueño, inédito, ¿?
_5/ Entrevista con NPM, exdirigente magisterial, Oaxaca, junio del 2006.
_6/ Ibídem.
_7/ Entrevista con VJC, exdirigente magisterial, julio del 2006.
_8/ Minuta de acuerdo firmada entre el gobierno del estado y la sección 22 del SNTE,
Oaxaca, fotocopia, 28 de octubre de 1992.
_9/ Veáse El Imparcial, Oaxaca, noviembre 10 del 2005 y “Sección 22 del magisterio, degradación sin límite”, en revista En Marcha, No. 78, noviembre de 2005.

Publicado en:
El Cotidiano, No. 148, UAM-Azcapotzalco, México, marzo-abril del 2008.

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