¿UNA NUEVA RUPTURA EN EL PRI?
Isidoro Yescas
La ruta hacia el 2010 no parece del todo tersa y exenta de altibajos para el PRI y el grupo gobernante.
El primer foco rojo ya se les encendió con el anuncio de parte de las dirigencias estatales y nacionales del PAN y del PRD para definir los términos y plazos para marchar juntos en las elecciones concurrentes de ese año mediante la integración de una coalición electoral en donde pueden tener cabida otros partidos y expresiones de la sociedad civil.
Aunque no se trata de un hecho novedoso, porque ya en las elección de gobernador en el 2004 ambos partidos, junto con el PC, postularon a un candidato común, en el PRI se ha sobredimensionado el hecho provocando que desde ahora cobre interés nacional un asunto que parecía todavía reducido al ámbito local. A final de cuentas, la innecesaria rudeza con la que han reaccionado, a través de algunos de sus legisladores federales o por vía de algunas de las plumas mas cotizadas del erario público, no demuestra mas que un fundado temor a enfrentar un escenario de alta competitividad electoral que pudiera poner en riesgo el proyecto transexenal iniciado en 1998 .
El otro factor de riesgo es el que tiene que ver con el mapa de ruta que está siguiendo el Gran Elector para afianzar su proyecto transexenal deshaciéndose de las viejas reglas no escritas del sistema político que acostumbraba tomar en cuenta a exdirigentes del partido y, sobre todo, a los exgobernadores ,en los procesos sucesorios. Aunque estas reglas se empezaron a romper desde el 2004 cuando el entonces gobernador José Murat designó a Ulises Ruiz Ortiz como candidato del PRI a la gubernatura, en ésta ocasión todo parece indicar que el rompimiento de URO con su antecesor y su distanciamiento con Heladio Ramírez y Pedro Vásquez Colmenares, colocará a éstos, juntos o por separado, en una pista totalmente distinta de la que el gobernante en turno está jugando.
Es un hecho que los cabildeos y movimientos que por separado han realizado hasta ahora los exgobernadores José Murat y Heladio Ramírez López en torno al relevo gubernamental apuntan mas hacia una convergencia con las fuerzas políticas y sociales opositoras al gobierno de URO que a una concidencia con éste. No es el caso del exgobernador Pedro Vásquez Colmenares que desde hace un buen tiempo está prácticamente alejado de la política nacional y oaxaqueña. Y sin embargo, se mueve…. en sentido contrario a las manecillas del reloj ulicista.
En cambio, por muchas razones personales y políticas, pero sobre todo por los agravios que sufrió del madracismo hasta obligarlo a renunciar al PRI, el exgobernador Diódoro Carrasco Altamirano, ahora desde el PAN, también le apuesta a una alternancia en Oaxaca .
Por encima de sus historias personales y políticas que inevitablemente generan reacciones encontradas, todos estos personajes tienen, además, algo en común: no forman ya parte de la coalición gobernante local.
Estos posicionamientos son los que pudieran anticipar cualquiera de los siguientes escenarios:
1) Una nueva ruptura dentro del priísmo oaxaqueño, pero ya no a nivel de élites políticas como sucedió en 1998 cuando la sucesión gubernamental de entonces provocó el rompimiento entre Carrasco Altamirano y Murat Cassab. O la que se originó entre el 2005 y el 2006 entre éste último y URO, que desató la purga de algunos muratistas y la cooptación de otros. Ahora lo que pudiera ocurrir es el desprendimiento de algunos sectores intermedios y liderazgos regionales del PRI y sus sectores que aún conservan sus relaciones de lealtad, amistad o complicidad con los exgobernadores .
2) Un activismo cada vez mas visible en la entidad de tres de los cuatro exgobernadores para reagrupar a sus seguidores y prepararlos para un eventual deslinde del proceso interno del PRI si el Gran Elector persiste en su exclusión y en la imposición de candidaturas.
3) Sus acercamientos y cabildeos con líderes de los partidos y fuerzas políticas que promueven la formación de la coalición electoral opositora al PRI para influir en la designación del candidato a gobernador y de algunos candidatos a diputados locales y presidentes municipales.
Sobre el tema habrá que volver cuando las piezas de este ajedrez político que es la sucesión gubernamental sufra otro reacomodo o alguno de estos tres escenarios empiece a cobrar fuerza.
Noticias, septiembre 28 del 2009.
La ruta hacia el 2010 no parece del todo tersa y exenta de altibajos para el PRI y el grupo gobernante.
El primer foco rojo ya se les encendió con el anuncio de parte de las dirigencias estatales y nacionales del PAN y del PRD para definir los términos y plazos para marchar juntos en las elecciones concurrentes de ese año mediante la integración de una coalición electoral en donde pueden tener cabida otros partidos y expresiones de la sociedad civil.
Aunque no se trata de un hecho novedoso, porque ya en las elección de gobernador en el 2004 ambos partidos, junto con el PC, postularon a un candidato común, en el PRI se ha sobredimensionado el hecho provocando que desde ahora cobre interés nacional un asunto que parecía todavía reducido al ámbito local. A final de cuentas, la innecesaria rudeza con la que han reaccionado, a través de algunos de sus legisladores federales o por vía de algunas de las plumas mas cotizadas del erario público, no demuestra mas que un fundado temor a enfrentar un escenario de alta competitividad electoral que pudiera poner en riesgo el proyecto transexenal iniciado en 1998 .
El otro factor de riesgo es el que tiene que ver con el mapa de ruta que está siguiendo el Gran Elector para afianzar su proyecto transexenal deshaciéndose de las viejas reglas no escritas del sistema político que acostumbraba tomar en cuenta a exdirigentes del partido y, sobre todo, a los exgobernadores ,en los procesos sucesorios. Aunque estas reglas se empezaron a romper desde el 2004 cuando el entonces gobernador José Murat designó a Ulises Ruiz Ortiz como candidato del PRI a la gubernatura, en ésta ocasión todo parece indicar que el rompimiento de URO con su antecesor y su distanciamiento con Heladio Ramírez y Pedro Vásquez Colmenares, colocará a éstos, juntos o por separado, en una pista totalmente distinta de la que el gobernante en turno está jugando.
Es un hecho que los cabildeos y movimientos que por separado han realizado hasta ahora los exgobernadores José Murat y Heladio Ramírez López en torno al relevo gubernamental apuntan mas hacia una convergencia con las fuerzas políticas y sociales opositoras al gobierno de URO que a una concidencia con éste. No es el caso del exgobernador Pedro Vásquez Colmenares que desde hace un buen tiempo está prácticamente alejado de la política nacional y oaxaqueña. Y sin embargo, se mueve…. en sentido contrario a las manecillas del reloj ulicista.
En cambio, por muchas razones personales y políticas, pero sobre todo por los agravios que sufrió del madracismo hasta obligarlo a renunciar al PRI, el exgobernador Diódoro Carrasco Altamirano, ahora desde el PAN, también le apuesta a una alternancia en Oaxaca .
Por encima de sus historias personales y políticas que inevitablemente generan reacciones encontradas, todos estos personajes tienen, además, algo en común: no forman ya parte de la coalición gobernante local.
Estos posicionamientos son los que pudieran anticipar cualquiera de los siguientes escenarios:
1) Una nueva ruptura dentro del priísmo oaxaqueño, pero ya no a nivel de élites políticas como sucedió en 1998 cuando la sucesión gubernamental de entonces provocó el rompimiento entre Carrasco Altamirano y Murat Cassab. O la que se originó entre el 2005 y el 2006 entre éste último y URO, que desató la purga de algunos muratistas y la cooptación de otros. Ahora lo que pudiera ocurrir es el desprendimiento de algunos sectores intermedios y liderazgos regionales del PRI y sus sectores que aún conservan sus relaciones de lealtad, amistad o complicidad con los exgobernadores .
2) Un activismo cada vez mas visible en la entidad de tres de los cuatro exgobernadores para reagrupar a sus seguidores y prepararlos para un eventual deslinde del proceso interno del PRI si el Gran Elector persiste en su exclusión y en la imposición de candidaturas.
3) Sus acercamientos y cabildeos con líderes de los partidos y fuerzas políticas que promueven la formación de la coalición electoral opositora al PRI para influir en la designación del candidato a gobernador y de algunos candidatos a diputados locales y presidentes municipales.
Sobre el tema habrá que volver cuando las piezas de este ajedrez político que es la sucesión gubernamental sufra otro reacomodo o alguno de estos tres escenarios empiece a cobrar fuerza.
Noticias, septiembre 28 del 2009.
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