LA HORA CERO DE LAS DEFINICIONES.

Isidoro Yescas (IISUABJO)

Los tiempos para el PRI y los partidos de oposición empiezan a empatarse. En el PRI porque de acuerdo a sus usos y costumbres son los últimos dias de enero o los primeros de febrero del año electoral los decisivos para que el Gran Elector designe a su virtual sucesor . Y en la oposición, porque legalmente tienen un poco mas de dos semanas para formalizar su proyecto de participar en las elecciones de julio de este año mediante la integración de una coalición electoral.
Pero en uno y otro bando, no ha resultado nada fácil decidir cómo y con quien caminar rumbo a la gubernatura sin tener que enfrentar los riesgos de rupturas y disidencias .
En el PRI ha ocurrido lo que menos se esperaba de un régimen acostumbrado a someter todo tipo de voluntades a las determinaciones del jefe del poder ejecutivo y es la hora que aun los grupos de poder, aspirantes y el Gran Elector no se ponen de acuerdo sobre la ruta que deben seguir para que la designación ( o mas bien, la confirmación) del candidato no se convierte en factor de discordias y de probables desprendimientos de algunas personalidades y cuadros que aspiran a cargos de elección popular bajo el registro del PRI.
Por lo menos dos aspirantes priístas estan bajo ese predicamento: por una lado Raúl Bolaños Cacho, quien, al ser excluído de la lista oficial de aspirantes a la gubernatura por el PRI-gobierno, prácticamente solo estaría esperando el momento adecuado para renunciar a su partido y negociar su postulación para un cargo de elección popular por la coalición opositora.
No es el caso de José Antonio Hernández Fraguas quien a pesar de sus reclamos y exigencias para que el Gran Elector rectifique en su decisión ya tomada para que Eviel Pérez Magaña sea ungido como el candidato a gobernador por el PRI, no dejará las filas del PRI ni mucho menos se convertirá en el caballo negro de la coalición opositora.Por otro lado, es un hecho que sus arreglos y pactos con la nomenklatura franquista se afianzarán con la meta de participar y beneficiarse de los reacomodos administrativos y políticos que se instrumentarán una vez que se haga oficial el destape del candidato.Todo ello no excluye un escenario de división e inconformidad entre algunos sectores y líderes del priísmo oaxaqueño, sobre todo de aquellos identificados con Jorge Franco Vargas y Adolfo Toledo Infanzón.
En la oposición ya está fuera de toda duda de que sí habrá coalición electoral entre el PRD, PT, PC y PANAL y solo sigue pendiente la inclusión del PAN. Que si el virtual candidato, Gabino Cué Monteagudo, reconoce a Felipe Calderón como el presidente legítimo de los mexicanos es ya un tema ya casi superado si se toma en cuenta que salvo Andrés Manuel López Obrador (PT) las dirigencias del PRD y del PC ya han enviado señales de reconciliación con el presidente en turno.
En todo caso las disputas que aun se libran dentro y entre los partidos que se han manifestado a favor de la coalición habrá que buscarlas en el procedimiento que deberá seguirse para elegir a su candidato a gobernador y los candidatos a diputados de mayoría relativa y representación proporcional. Las encuestas son un factor importante, pero también el nivel de aceptación entre las dirigencias y base partidistas y, sobre todo, entre los electores potenciales, sin dejar de lado el perfil político, la identidad ideológica y el compromiso social de los aspirantes. En este sentido sería una mala señal que todo se decida en función de arreglos cupulares , cuotas partidistas y de corrientes así como por vínculos familiares.
Bajo otro contexto diferente al que se vive en el PRI, entre la oposición nada asegura todavía que la integración de una coalición electoral que se propone ganar la elección de gobernador y ser mayoría en el congreso local, pueda contar por sí misma con la simpatía y el apoyo masivo de las organizaciones sociales, indígenas, campesinas y sindicales de Oaxaca. Representa, sin duda, un gran paso que crea un escenario de mayor competencia electoral, pero para hacerla ganadora no será suficiente el programa único ni las declaraciones triunfalistas. Hace falta una estrategia y plan de acción de corto y mediano plazo que se proponga reorganizar y devolverle la confianza a la sociedad hacia los partidos políticos de oposición, sus dirigentes, candidatos y, en suma, hacia la vía electoral como una opción legal y pacífica para alcanzar ese cambio político que le urge a Oaxaca y a los oaxaqueños.Hace falta también definir con claridad una política de alianzas, inclusive con los actores que en el PRI y el gobierno del estado se oponen al continuismo y a un ejercicio autoritario del poder. Hace falta, en fin, un trabajo mas sistemático y abierto a la sociedad sobre lo que se busca y quiere con una coalición electoral que pretende acabar con décadas de predominio priísta en nuestra entidad.

isidoroyescas@yahoo.com.mx

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