PRI: RECUENTO DE DAÑOS.

Isidoro Yescas (IISUABJO)

Tuvo todo para ser el candidato del PRI, pero el factor 2006 se interpuso en su camino.
Poder político para poner y deponer funcionarios en el gabinete; para imponer candidatos a diputados locales, federales y en las presidencias municipales. Poder político para convertirse en el alter ego del gobernador en turno y, en su nombre y representación, tomar todo tipo de decisiones.
Su condición de hombre de todas las confianzas del jefe del poder ejecutivo le permitió usar y abusar de un poder que juzgó infinito, perpetuo. Todo lo que quiso lo tuvo a su alcance, sin que nadie se atreviera a desafiarlo porque quienes así lo hicieron tuvieron que pagar con el ostracismo político y hasta con la cárcel. Se ganó el respeto por su eficacia para operar los asuntos mas delicados del Ejecutivo, pero también el odio de no pocos por su estilo personal de ejercer el poder, caracterizado por su rudeza y el desprecio a sus propios compañeros de gabinete o de partido.
Respetado, pero también odiado y temido porque su poder no solo abarcó al gabinete legal y ampliado sino también a las otras estructuras formales e informales de poder político y económico de la entidad. Y, por supuesto, este enorme capital político y económico tendría un solo destino que sería la gubernatura.Así estaba pactado y soñado.
Sin embargo, no ocurrió de esa manera. El Gran Elector tomaría la decisión, días después de la jornada electoral federal del 2009, que el candidato del PRI sería el diputado federal, Eviel Pérez Magaña.
Y a partir de entonces un casi desconocido político cuenqueño, con una corta carrera política, pero que durante el 2006 se había ganado el reconocimiento de un gobernador colocado entonces en el banquillo de los acusados, empezó a ser proyectado en los medios locales, luego en los nacionales, con la abierta intención de irlo posicionando en la opinión pública. Luego vinieron las giras regionales, las reuniones con diversos sectores, el cabildeo con los grupos, etc. Una campaña financiada con recursos públicos y montada desde el gobierno del estado porque en el CDE del PRI hubo desde un inicio resistencias.
Desde entonces fue público y notorio que los dados estaban cargados hacia un solo aspirante, pero fiel a la vieja costumbre priísta de simular competencias equitativas y abiertas, el Gran Elector alfombró su pista con seis jugadores, los invitó a tomarse la foto de la “unidad” y enseguida los puso en gira para, llegada la hora de la verdad, obligarlos a declinar hacia el favorito. Pero muchos se negaron a hacer esta lectura y pensaron que había una carta guardada.
Muy pronto, los otros cinco aspirantes se dieron cuenta que el juego ya estaba arreglado y entonces empezaron las presiones, las declaraciones públicas para exigir reglas claras y una utópica competencia equitativa. Cuatro de los cinco hicieron causa común para obligar al Gran Elector a reconsiderar la decisión. Encuestas, cabildeos en el CEN del PRI, acuerdos con líderes del Senado y de la Cámara de Diputados, amagos de ruptura, descalificaciones y campaña negra contra el delfín, entrevistas con algunos dirigentes del PAN y del PRD por parte de José Antonio Hernández Fraguas etc. rubricaron el pacto que logró posponer por lo menos en dos ocasiones el destape, pero nada dobló la intransigencia del Gran Elector que por esta vez echó en saco rato los resultados de las encuestas: su delfín casi siempre quedó por debajo de Adolfo Toledo y José Antonio Hernández Fraguas.
La unidad en torno al candidato será cosa del pasado. El ritual del destape así pretenderá presentarlo, pero nada mas alejado de la realidad: Eviel Pérez Magaña llega debilitado a la recta final del juego interno tanto por el fuego amigo al que estuvo sometido con singular intensidad ,como por las fisuras, deslealtades, inconformidades y rencores que ha dejado un proceso que se complicó no por los amagos de irse del PRI de Hernández Fraguas que, como ya lo habíamos anticipado, no cumplirá su palabra empeñada públicamente; tampoco por la resistencia de los otros aspirantes a aceptar a un candidato sin carrera y perdedor , como lo juzgaron en su momento quienes pretendieron desbancarlo.
Ninguna de esos factores debilitaron tanto al virtual candidato de URO para la gubernatura como la resistencia y rechazo de Jorge Franco Vargas a declinar a favor de Pérez Magaña y dejar la presidencia del CDE del PRI. Argumentó, discutió acaloradamente y hasta amenazó con irse del PRI y desnudar la cadena de complicidades que le habían permitido convertirse en el hombre fuerte del régimen ulicista. Todo ocurrió, empezando por la incertidumbre y división del priísmo oaxaqueño, pero nada hizo cambiar de opinión al verdadero jefe del PRI.
Hoy, el poder del otrora intocable funcionario y dirigente político empieza a decrecer en la misma proporción que ha disminuido la confianza y amistad de quien lo encumbró y solapó, mientras los otros aspirantes se repliegan, pactan, pero todos se preparan para intentar cerrar las heridas y enfrentar lo que su partido quiso evitar en los mas altos niveles del gobierno federal: a una coalición electoral opositora que puede acabar con 80 años de hegemonía del poder ejecutivo.


isidoroyescas@yahoo.com.mx
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